Intención y conciencia
El pensamiento dirigido desde la intención y la conciencia, crea informaciones de alta energía que pueden transformar la realidad física
A escala cuántica, en el nivel subatómico donde todo es infinitamente pequeño, cada persona se encuentra entrelazada con el conjunto del universo, formando parte del océano de información y energía que es el todo.
Por esta condición de pertenencia a la unidad podemos actuar desde una posición de conciencia, focalizando pensamientos positivos desde los que influenciar al conjunto y así transformar nuestro mundo.
El observador afecta lo observado, provocando así el colapso de la función de onda. Las leyes más básicas de la mecánica cuántica señalan que un sistema subatómico puede encontrarse en más de un estado a la vez, hasta que es reconocido y observado, entonces colapsa en un estado concreto, y así la información cristaliza en un acontecimiento definido por la proyección de la mente del observador.
Múltiples investigaciones realizadas en las últimas décadas en instituciones científicas de prestigio de todo el mundo demuestran que los pensamientos generados por un observador, son capaces de afectar en el desarrollo y evolución de virus, bacterias, plantas y animales de todo tipo, incluidos los seres humanos. Es más, también pueden influir alterando el funcionamiento aleatorio de máquinas.
En el experimento realizado por Robert Jahn, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Princeton, junto con Brenda Dunne, Directora del laboratorio de Investigaciones Anómalas (PEAR) de la misma Universidad, se mostró la influencia de la intención humana sobre dispositivos electrónicos que se encontraban configurando una red de generadores numéricos aleatorios, donde los resultados se inclinaban por la tendencia deseada desde la focalización del pensamiento humano.
Las conclusiones del experimento se obtuvieron después de realizar más de dos millones y medio de pruebas, y han podido ser duplicadas posteriormente en más de 60 investigaciones independientes.
El pensamiento dirigido desde la intención y la conciencia, crea informaciones de alta energía que pueden transformar la realidad física.
Un solo pensamiento puede cambiar el mundo.
Muchos observadores, orientando sus pensamientos en la misma dirección, crean una fuerza común más poderosa que la ejercida por el pensamiento de un solo individuo.
Los pensamientos, las emociones y los sentimientos proyectados por la intención del observador en el Centro de Armonización Irati se transmiten a través de la red de nodos armonizadores a todo el planeta. Lo mismo sucede con la intención proyectada en cada nodo.
El pensamiento actúa como un sistema de fuerzas vectoriales, donde la suma de las fuerzas y la dirección son importantes.
Así, en el centro de armonización, la acción solo precisa focalizar los pensamientos, emociones y sentimientos desde una voluntad positiva y sanadora, aplicando una intención consciente sobre esta antena para conseguir un efecto de amplificación e inundar nuestro planeta con energías positivas.
Al compartir una información común, entre los centros se establece un entrelazamiento cuántico que permite, en el instante, la transferencia y acumulación de las informaciones positivas dispuestas desde la voluntad de los observadores, que juntos, crean la trama de información de los centros de armonización planetaria.