CARTAS AL CORONAVIRUS
18/03/2020
Carta 3
Querido Covid 19:
Te llamaré hoy por tu nombre de pila, y así tendré más confianza para decirte lo que siento. Espero que tus infinitas réplicas fractales, que ocasionan en conjunto la pandemia, entren en resonancia con esa onda mayor de solidaridad, que ha comenzado a neutralizar tu extraordinaria contagiosidad. Aquí entre nos, te digo que has tocado a las puertas del poder político, para enseñarnos a todos, que no es coherente la estrategia de lavarse las manos para eludir responsabilidades. Quizás también, como un ineludible despertador, nos estás animando a comprender las lecciones de amor, escondidas detrás del dolor, y a experimentar, desde la vida, que un corazón limpio es la mejor protección contra todo tipo de contaminación, y sobre todo de la peor de todas que es la corrupción.
Te confieso, que en estos días de intensa soledad, he llegado a pensar que bien pudieras hacer parte de una magnífica conspiración, para ayudarnos a detener a tiempo, esa catástrofe mayor, representada por la muerte colectiva de las miles de especies que estamos destruyendo.
Ahora, que no escuchamos el fragor del movimiento externo, ahora, que tenemos la posibilidad de viajar al interior y conmovernos, te invitamos a vivir juntos el profundo sentimiento de amor, que nos trae el saber que somos células de un solo cuerpo.
Siento amigo Covid, que ya no podemos, aunque así lo pretendiéramos, dejarte al margen de la trama que enlaza todas las formas de la vida, porque tú también eres una parte de ese gran tejido conectivo. Haremos lo posible para que ocupes el lugar que te corresponde, y de seguro que lo lograremos, si aprendemos a dar la nota solidaria de la humanidad, en este concierto de la creación.
No temas, regresa a tu lugar, ya sabes que no te echaremos al olvido, pues en cada invierno, tu mismo nos volverás a recordar lo importante que es cuidarse, y cultivar, con nuestra propia salud, la salud de todos.
A través de ti, quiero reconocer ante ese Gran Misterio que te contiene y nos contiene, que de nada nos ha servido el poseer lo que tenemos sin tenernos y sin ser, pues esa forma de poder externo nos ha conducido a la peor de las indigencias: la de la indiferencia. No te preocupes, regresa sin venganzas ni victimismos a tu sitio de origen, pues sabemos que el colapso económico del que ahora todos te culpamos, es el resultado de no haber aprendido las lecciones de las grandes depresiones económicas del pasado.
Ya no tiene sentido, amigo, sostener la gran mentira de una abundancia inflacionaria, sostenida en la propuesta de hipotecar la casa, el tiempo y hasta la misma vida. Ya nuestros hijos y nuestros nietos llevaban a cuestas nuestras deudas, y un planeta desértico era la cosecha segura para la descendencia.
De seguir como íbamos, querido Covid 19, estaríamos incubando una pandemia de miseria para generaciones enteras. Pero, por favor, no te alborotes, ni te pongas más virulento, pues hay grandes evidencias que revelan el éxito en tu extraordinario rol, como el más duro y exigente de todos los maestros.
Jorge Carvajal Posada