El mes de la Resurrección nos invita a estar atentos a la oscuridad que da nacimiento a la luz y abiertos a la luz que origina nueva luz. El mes del fuego del espíritu nos llama a recordar diariamente la grandeza de la escalera de la luz, el sol conectado a otro sol y a otro.
Todos anhelamos un “yo solar” que brille con las cualidades del alma; recordar las lecciones ya aprendidas y reconocer las que faltan apoyándonos en el ejemplo de otros, nos lo acerca:
Pinceladas de un Yo Solar
Con el tiempo la lección de la dependencia se hizo visible
comprendÍ que mi angustia y soledad
no son cosa de los demás,
sino de mi propio abandono.
Cuidarme con responsabilidad amable, es una faceta del amor.
Al cuidarme descubrí
que crecer es no solo un derecho, es un deber.
Comencé a desprenderme de lo no saludable,
alimentos, costumbres, personas
incluso gustos.
Mi mente llamó dureza a dejar ciertos apegos
y egoísmo a dejar a ciertas personas,
mi corazón responde que austeridad y amor propio
son facetas del amor.
Con el tiempo fui entendiendo que lo que llega a mi vida
agradable o no,
trae buenos frutos si no me resisto.
Mi mente lo llamó dejar de luchar
mi corazón sabe que aceptar transforma.
Aceptar es una virtud del amor.
Poco a poco he comprendido
que no saber, equivocarse y fracasar
son ingredientes de aprender.
La humildad y la perseverancia, son luces del amor.
Con el tiempo fui dejando de confundir voluntad con deseo
pude abstenerme de forzar a las personas, las situaciones y a mi.
La paciencia y el respeto son facetas del amor.
Con el tiempo voy diferenciando adaptarme, de negarme.
Sigo cediendo en lo pequeño,
pero defiendo mis límites y protejo mis verdades.
Afirmarse en la autenticidad es una faceta del amor.
Un buen día acepté mi vulnerabilidad,
y aprendí a pedir ayuda.
Descubrí que recibirla no genera deuda
sino pertenencia.
Lo que mi mente llamaba perder la fortaleza,
es ganarla.
Algunos dias me encuentro sintiendo
que cultivar mi mente
me hace estar bien en mi piel
sin tensiones.
El silencio de la mente,
es una joya del amor.
Por fin voy viendo
que cuando mi mente escucha a mi corazón
ella se ilumina
y él
expande su sol.
ISABELLA DI CARLO
NOTA: El texto es una variante de un escrito atribuido a Chaplin, que reproduce la idea general aunque varía los componentes.