La yogaterapia es la aplicación personalizada de las diferentes herramientas del yoga enfocadas en la salud.
La intención es acompañar y enseñar a las personas prácticas de yoga diseñadas para atender sus necesidades específicas, para lo cual es necesario adaptar las diferentes técnicas y medios a las particularidades de cada persona.
Las posturas se adaptan para mejorar el estado físico y sobre todo para mejorar la amplitud respiratoria, diluyendo tensiones y tomando conciencia de los patrones respiratorios, lo cual permite incidir en la vitalidad del organismo, aumentando y facilitando la circulación del prâna. Esta acción se potencia y se hace más interna mediante los diferentes ejercicios respiratorios que preparan la mente para generar estados de calma y claridad en relación con las necesidades y demanda de cada persona.
El yoga terapéutico empodera a las personas, porque al realizar las prácticas de yoga personalizadas y mantener hábitos de vida saludables, les permite participar de forma activa y responsable en su salud.
La yogaterapia ni lucha ni está enfocada en las enfermedades, sino en potenciar estados saludables entendidos como estados de mayor armonía y vitalidad. En este sentido, es compatible con otros tratamientos médicos. Nuestra experiencia es que el yoga terapéutico favorece la activación de los recursos internos de las personas, siendo ellas mismas protagonistas activas y no pasivas en sus propios procesos de curación.
Las prácticas de yoga terapéutico pueden estar enfocadas tanto para situaciones concretas y puntuales de una persona, como para la prevención. Teniendo en cuenta la constitución, el carácter, la situación familiar, la actividad laboral, los hábitos, el medio y lugar donde vive, se diseña y enseña una práctica con la finalidad de equilibrar y compensar los factores cotidianos que generen más estrés y predispongan a la enfermedad.
Este proceso es posible mediante la relación personal entre el practicante y el yogaterapeuta, ya que mediante el conocimiento de la persona en su realidad física, energética, mental y cultural se puede diseñar y proponer una práctica holística, que intervenga en todas las esferas que constituyen el ser humano.
Una verdadera cultura de la salud es aquella que promueve la autogestión de la misma y desarrolla el potencial sanador que todo ser humano posee, lo cual se consigue mediante prácticas holísticas y acciones cotidianas que incluyan las cinco dimensiones del ser humano: la física, la energética, la mental-vital-sensorial, la del conocimiento y la espiritual.
La práctica cotidiana de yoga desarrolla de forma progresiva las cualidades para ir de un estado mental de agitación y dispersión a uno de calma y atención. Las prácticas contienen los elementos que atienden la demanda y necesidad de la persona y esos elementos tienen todos el aroma de ir desarrollando la atención. Esta atención, para que sea fructífera en el desarrollo integral de la persona, está cimentada en la no violencia, que en sánscrito se denomina ahimsa.
La práctica cimentada en ahimsa ayuda a detectar con mayor sensibilidad los hábitos y acciones con los que nos agredimos y agredimos a los demás. Agredimos nuestro cuerpo físico mediante excesos alimentarios, sedentarismo, adicciones, alimentando y recreándonos en ciertas emociones que se hacen patológicas, o agresiones hacia los demás en forma física, verbal, discriminatoria y manipulativa, entre otras.
En la medida que conseguimos más paz y claridad, hay más sensibilidad y consideración en nuestras relaciones con los demás y con el medio ambiente donde vivimos.
Con la práctica comprendemos y asumimos la responsabilidad de cambiar y Ser más Paz para que que haya más Paz en el mundo.
Imaginemos que cada uno de nosotros somos chimeneas que emitimos un tipo de humo y que ese humo es el resultado de nuestros pensamientos y sentimientos. Imaginemos que todos los “humos humanos” forman determinadas nubes y atmósferas que un momento dado sueltan la lluvia, lluvia que en definitiva condiciona todos y cada uno de los acontecimientos que le ocurren a la humanidad.
Es nuestra responsabilidad cuidar el tipo de humo que sale de cada uno de nosotros, para que un día todos podamos mojarnos con la lluvia de la Paz y fertilice una nueva tierra.
Víctor Morera Siscar.